DON JUAN IBASO CONSUELA A DOS MONJAS DE SANTA ISABEL LA REAL DE GRANADA, PORQUE SUS DEVOTOS LOS DEJARON POR DOS COMEDIANTAS LLAMADA UNA ISABEL Y OTRA AGUSTINA
Mariana, vuestro amado
al tablado* se arrimó
y con la que le miró
tiene su amor entablado*;
a Isabel ha visitado 5
y ella lo divierte a él
con palabras de miel
y dulce conversación,
con que la visitación
ya no es en Santa Isabel.
Con llorar no se remedia
el mal que os está causando,
mas quizá será burlando,
que esta es cosa* de comedia;
yo temo alguna tragedia y que el mozo se desmande
pues por más templado que ande,
si no miente cierta seña,
para una cosa pequeña
lo estiman por cosa grande.
A la otra
Mostrad, Leonor, gran mohína
pues Diego en esta ocasión
la francisca religión
ha trocado en agustina*,
cuya estatura menina
le llegará a la bragueta.
Bufona pero pobreta,
y es, por mucho que él la ensalza,
una agustina descalza
aunque nada recoleta*.
El vengada os dejará
de hablar con Agustinica
pues del amor que hoy le pica*;
mañana se rascará:
cubierta de sarna* está
como lo dicen sus manos,
ella es de miembros enanos
más que la jarifa trepada*
y con no ser espigada
toda está llena de granos.
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