No se fatigue, no, la bella dama

No se fatigue, no, la bella dama,
ni piense contentar a su marido,
que otros placeres hay que el de la cama,
más dulces y agradables al sentido;
lo que con el trabajo de la fama
se alcanza es lo mejor y más querido
ques, después de un largo requestalla,
aquel llegar de presto y abrazalla.
Mil tretas dulces pierde la casada,
que son pertenecientes a este juego,
porque ni es requerida ni rogada,
dos cosas que acrescientan nuestro fuego;
no es antes de gozalla deseada,
si el marido lo que quiere luego
no ya el pedir d[e] él y el negar della,
y aquel ponerse a fuerzas él y ella.
La resistencia que hace la soltera
cuando el galán se mete entre sus brazos
y la mete la mano en la mañera,
y ella le pone allí mil embarazos,
aquel meterse dentro y salir fuera
hasta que la cama hacen pedazos,
y para dar buen fin a su querella
aquel cruzar las piernas con las de ella.
Fáltales en la cama a los casados
el comezo por burlas imperfectas,
aquellos dulces besos medio hurtados
que allí se suelen dar por indirectas,
aquel andar asidos y abrazados,
ahora tentarle el muslo, ahora los* tetas,
y el protervo durar en la batalla
y aquel poder él más y derriballa.
Por ventura a las noches el marido
haze mas de llegar y arregazalla,
y encima se poner medio dormido
sin dezille dulzuras ni aun besalla,
por mayor gusto no sera tenido
aquel correr tras ella y alcançalla,
y tras echar un rato así con ella,
aquel caer asidos él sobre ella.
Y si viene quizás ganoso y esforzado,
allí se esfuerza más y se adereza;
y por dicha si llega desmayado,
allí sacan sus fuerzas de flaqueza,
y para dar calor al hierro helado,
son remedios de suma fortaleza
ella se defender y él sujetalla,
ella cubrirse y él arregazalla.
El juego tomado así desnudo
no tienen más amantes que casados,
estando encima de ellas naide es rudo,
negocio es llano, pasos son contados,
qual es que a tal punto llegar pudo
y tiene allí los miembros embarrados,
ai quien señale a nadie en tal batalla
aquel tomar la lança y embocalla.
Mas ai en este encuentro tan fragoso
un si sé qué que falta a los cassados,
un no acertar y andar muy congojoso
por los arrebales delicados,
un retoço de entrambos amoroso
en tan sabrosos juegos ocupados,
huir ella la lança y asir de ella
y aquel porfiar de él hasta metella.
Presos después los dos en dulce ñudo,
cuanto mejor están amante y amada,
que no el triste casado muy desnudo
metido entre las mantas de la cama,
la cama no rechina, él está mudo;
“señora” o a lo más “mujer” la llama,
y deja como cosa de rameras
aquel jugar de lomos y caderas.
Él calla y ella calla; solamente
se menean un poco así abrazados,
y cuando acaba ella, él no lo siente,
ni ella cuando él de descuidado
tornarselo ella d[e] él no se consiente;
los tocamientos tienen por vedados,
las burlas que son algo cosquillosas
y las palabras blandas y amorosas.
Quanto mejor es estar encima de ella,
besándola, mordiéndola, apretándola,
moviendose él lo más que él a ella
cuando allí se turba ternplándola,
y si ella acaba antes, detenella,
o si él acaba antes, esperándola,
y las vidas y motes regalados
que se dicen los dos apresurados.
Tener en todas partes ocupados
los miembros entre sí también unidos,
los muslos de otros muslos apretados,
y los brazos ya sueltos y ceñidos,
mordiéndose los labios colorados;
y aunque estén sus caminos concluidos,
cobrando luego fuerzas más enteras,
aquel volver y andar de mil maneras.
No es a mi parescer tan dulce cosa
una mujer desnuda y acostada
como otra, aunque no sea tan hermosa
que la toméis desnuda y adrezada,
porque puesta desnuda es fácil cosa
subirse encima y darle la espolada,
sin detenerse en burlas amorosas,
y hacer en este juego otras mil cosas.
No hai más de la camisa muy delgada:
alzada esta, está todo acabado;
no hay pierna allí con pierna muy cruzada,
todo es abierto, todo es aparejado,
ningún estorbo hay para la entrada,
ora lo tenga flojo, ora apretado;
al fin todos los gustos más preciados
pierden con sus mujeres los casados.

[ff. 168v-172r]

2020-03-08T20:21:12+00:00

Un comentario

  1. Javier Blasco 12 septiembre, 2018 en 1:03 pm - Responder

    Glosa del soneto “Aquel llegar de presto y abrazalla”.
    Pertenece al Jardín de Venus

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