A una dama que se casaba con un D. N. Castro, impotente, y había sido primero la mujer de un capón
Señora, no me fastidia,
envidia,
ni mueven mi pluma y labios,
agravios,
ni causan estos desvelos
celos;
antes alabo a los cielos
de que os sirva un impotente,
pues el alma así no siente
envidia, agravios ni celos.
Es Castro, en nombre abreviado,
castrado;
castrado a quien falta el basto,
casto;
castrado y casto varón,
castrón:
mal podrá haceros buen son,
aunque cascabeles toque,
quien es en toque y emboque
castrado, casto y castrón.
Bien sé que este amante rojo
es flojo,
su pica, taco y velorto,
corto,
y que no tiene esta pieza
cabeza:
no guerreará con destreza
instrumento tan mellado,
porque está, de puro usado,
flojo, corto y sin cabeza.
Fáltale a vuestro Cipión
bastón,
y, con que a guerra os provoque,
estoque,
y, al entrar en la Goleta,
jineta :
y así en la guerra secreta
asaltos os faltadn
faltándole al capitán
bastón, estoque y jineta.
No correrá con pujanza
lanza,
ni, con gritos a lo sordo,
bohordo,
ni fuer de juego de España,
caña:
si el corazón no me engaña,
la boda será funesta,
pues no se enristra en la
lanza, bohordo ni caña.
Si no empuña Mandricardo
dardo,
fiesta
ni dispara en Yuestro Ormuz
arcabuz,
ni enciende, cuando os pertrecha,
mecha,
siempre andará con sospecha,
señora, que otro os dé asalto
un pobre que ve que es falto
de dardo, arcabuz y mecha.
Es un bravo sin espada,
nada;
reloj con pesas sin mano,
vano;
y un impotente en el lecho,
sin provecho :
ved, señora, el pie derecho,
primero que le juguéis,
mirad después no le halléis
nada, vano y sin provecho.
Si al potro el ijar no bate
acitate,
y a la yegua que más vuela,
espuela,
y a la mula que más rúa,
púa,
a ser lerda se habitúa;
y lo mismo es la mujer,
si no la bate al correr
acicate, espuela o púa.
Fue un tiempo vuestro varón
capón,
y es el que os goza al presente
impotente,
amén de otro monje anejo,
viejo :
señora, mi mal consejo
es que escojáis buen caballo,
y no elijáis para gallo
capón, impotente o viejo.
Vos tenéis, señora polla,
argolla,
y en Castro contemplo solas
bolas,
y en el caponazo, flaco
taco;
y de aquí, señora, saco
que unos de éstos solo y vos,
nunca jugaréis los dos
argolla, bola ni taco.
También en este caso hay que atender a las connotaciones eróticas de los términos, por demás incontestables en el caso de la espada, que pertenece al mundo simbólico de lo masculino, ya que las armas en general (lanza, puñal, escopeta, trabuco, ballesta, etc., e incluso las espuelas del caballero), y muy en especial la espada dada su forma y aspecto que recuerdan lo fálico, pueden aludir tanto a las cualidades del varón (valor, fuerza…) como a la materialización corpórea de su virilidad. Por poner unos ejemplos: en las Coplas a un caballero que tuvo un concierto y no pudo concertarse, se lee en los versos 223-232:
Es un bravo sin espada,
nada;
reloj con pesas sin mano,
vano;
y un impotente en el lecho,
sin provecho:
ved, señora, el pie derecho,
primero que le juguéis,
mirad después no le halléis
nada, vano y sin provecho.
(Poesía erótica, núm. 9)