Soñaba cierta noche que tenía
entre mis piernas otra de una monja,
que como sanguijuela o como esponja
me chupaba la sangre que tenía.
y como era más cálida que fría,
de adulación más lejos y lisonja
que los que habitan plazas y la lonja,
no pude contentalla cual quería.
Desperté de mi sueño o borrachera,
y mohíno del caso y enfadado,
dije: “Más quiero alguna de copete,
que si no quiero más de una carrera,
me deja más contento y más pagado,
y no monja que pasa diez y siete”.
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