— Abrid, entrañas:
daros he para castañas,
que es cosa de precio.
— ¡Idos de ahí para necio!
¡Qué promesas!
Sí, que no soy mujer de ésas.
— ¡Qué responder!
¡Pues solíadeslo vos ser!
— Si soy o no,
dentro en mi casa me esto.
¡Ahí, os puede amanecer!
— Acaba ya.
Bájame una luz acá.
— No hay candelas.
— ¡Si fuera mozo de espuelas,
voto a Dios,
que le abriérades vos!
— ¡Pudiera ser!
— Pues ¿no me habéis de conocer?
— Pues nunca y no,
que yo en mi casa me esto.
¡Ahí, os puede amanecer!
— Ah, caballero,
catad, señor, que os requiero
que os vais de ahí.
— No me tengo de ir de aquí.
— ¡Idos de mi puerta!
— Primero la veré abierta.
— No puede ser.
— ¿Pues ¿no me habéis de conocer?
— Pues nunca y no,
que yo en mi casa me esto.
¡Ahí, os puede amanecer! <
Ah, hermosa,
INFORMACIÓN
Autor/es: Anónimo
Forma métrica: Coplas
Fuente/s: Coplas de un galán que llamaba a la puerta... / pág. 575 / Pliego suelto. En Rev. Hisp. / t. XXXI (1914)
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