SONETO A UNA VIEJA QUE SE TENÍA POR HERMOSA
Tenéis, señora Aldonza, tres treinta años;
tres cabellos, no más, y un solo diente;
los pechos de cigarra propiamente,
en que hay telas de arañas y de araños.
En vuestras sayas, tocas y otros paños
no hay tantas rugas como en vuestra frente,
la boca es desgarrada y tan valiente
que dos puertos de mar no son tamaños.
En cantar parecéis mosquito o rana;
la zanca es de boñiga o de finado;
la cresta es de lechuza a la mañana.
Oléis como a pescado remojado;
de cabra es vuestra espalda tan galana,
como de pato flaco bien pelado.
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