EJEMPLO/S
¿No veis que no vale un higo
el desarmado enemigo
para entrar en la pelea?
Considero de la suerte
que estábades en aquel
trance reguroso y fuerte,
más amargo que la hiel,
con mil sudores de muerte
entrando y saliendo en vano
ayudándoos con la mano
por esforzaros, y al fin,
vuestro caballo ruin
tendido en el verde llano.
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