¡Ay basas de marfil, vivo edificio
obrado del artífice del cielo,
columnas de alabastro que en el suelo
nos dais del bien supremo claro indicio!
¡Hermosos chapiteles y artificio
del arco que aun de mí me pone el celo!
¡Altar donde el tirano dios mozuelo
hiciera de sí mismo sacrificio!
¡Ay puerta de la gloria de Cupido,
y guarda de la flor mas estimada
de cuantas en el mundo son y han sido!
Sepamos hasta cuándo estáis cerrada,
y el cristalino ciclo es defendido
a quien jamás gustó fruta vedada.
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