Al rayo de la luna esta Silvano,
con una noche clara y muy serena,
con el dedo escribiendo en el arena,
orilla de Henares sobre un llano
«Aquí, Silvia me dio su blanca mano;
aquí, me sucedio la noche buena;
aquí, como de argolla y de cadena,
con sus brazos me hizo un arco ufano.
Esta ribera queda consagrada
de aquellos sanctos pies, y desto es cierto
el arena bendita y estimada.
Dioses cuyo poder es infinito,
haced que si llegare aquí pisada
de humano pie, el pie quede bendito».
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