Andaba encarnizado Gil Vicente
en amores de Aldonza su vecina,
y era su medianera Catalina,
la hija de Antón Chopo su pariente.
Después de mucho amor, la vio en la fuente
y dijola : “Hola, Aldonza, en la cocina
en tu casa te espero”. Y ella, mohina,
le dijo: “Habla paso, que anda gente”.
Tomólo por favor, y aun no ha llegado,
cuando en orden se puso; y ella con ceño
dijo: “¿Que haces, Gil? “, “Ya lo ves, prima”.
Y pusose sobre ella arremangado;
y al mejor tiempo llega con un leño
su tia la gorda, y quitale d[e] encima.
Este soneto aparece recogido en El bufón de la corte, de Joseph de Serna (impreso por Pablo Campins en 1775), con ligeras variantes, sobre todo en el último terceto: “Casi estaba el negocio ya ajustado, / y, al mejor tiempo, llega con un leño / la tía, y acabó no mal la esgrima”.