Señora, coso, coso. Señora, coso, coso.
Con trabajo y ejercicio,
no se pasa el tiempo en vano.
Yo, con la horma en la mano,
hago, señora, mi oficio;
y al fin, como el ocio es vicio,
por no estar un punto ocioso,
señora, coso, coso.
Ya en servilla, ya en chapín,
tráeme este oficio ruin
todo el día cabizbajo,
echando uno y otro tajo;
y de calzar un botín
no hay oficial más curioso.
Señora, coso, coso.
Las que a mi tienda se llegan,
como es negra conocida,
mientras tomo la medida,
con la maestrilla juegan;
y que las calce me ruegan
apretado, provechoso.
Señora, coso, coso.
El cuero ablando primero
que la costura se junta,
y encero después la punta
porque atiña al agujero
y pase el hilo ligero,
blando, suave, amoroso.
Señora, coso, coso.
Cuando hay tarea, a porfía,
con dos amigos detrás,
que cortan obra y no más,
pasa adelante la mía,
y de engrudar noche y día
traigo el dedo pegajoso.
Señora, coso, coso.
Deja tu comentario