Aquel si viene o no viene,
aquel si sale no sale,
en los amores no tiene
contento que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
GLOSA
Aquel llegar y besarla
y asilla de las mantillas,
y armarle la zancadilla,
y en el suelo derriballa;
y aquel porfiar con ella
cuando ella lo detiene.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel entrar el novitio
a la puta que es matrera
y de sola la primera
enseñalle ella el oficio,
diciendo que no conviene
quel brincar se desiguale.
No hay placer que se le iguale
de quantos el amor tiene.
Aquel sabor que se goza,
sobre todos estimado,
cuando el virgo les quitado
a la simplecilla moza;
y aquel cuando ve que viene
cómo se ampara y se vale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel si cabe o no cabe,
aquel si entra o no entra,
aquel cuando allí se encuentra
la cerradura y la llave,
y el tiempo que se detiene
en si entra o si sale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel usar de mil tretas
y aquel pellizco valiente,
y aquel dulzor que se siente
cuando le palpa las tetas,
y aquel punto cuando viene
la mano a lo que más vale,
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel sabroso brincar
diciéndole mill dulzuras,
que como se ven [a] obscuras
no han vergüenza de se hablar,
y ella estar como conviene
porque más adentro cale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel golpe de barriga
y aquel amoroso encuentro,
y lo que pasa allá dentro
que no hay lengua que lo diga;
y aquellas ansias que vienen
a la dama cuando sale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel tomalle la dama
cuando el galán es bizoño,
y metérselo en el coño
y hacer rechinar la cama,
y si ve que se detiene
decirle que se le sale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel ponerse ella encima
por un poco descansar
y ambos las armas trocar
como en el juego desgrima,
y lo que no le combiene
hacerlo tan bien que vale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel hacello despacio
para acabarlo más tarde,
y el hacer después alarde
en el medio del espacio,
y el tiempo que se detiene
en salir lo que se sale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel besarse y morderse
la lengua, boca y carrillo,
y los agrudos gritillos [sic]
con el blando estremecerse,
y cómo ella lo detiene
porque no se le resvale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
Aquel espacio que dura
el sabroso reverter,
que no saben qué se hacer
de puro gusto y dulzura;
y aquel cuando un poco viene
y tras esto el otro sale.
No hay placer que se le iguale
de cuantos el amor tiene.
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