Bujarrona Penelope, ¿qué puto
te dio nombre de casta, pues tenías
muy gentiles capones que comías,
estando ausente tu marido astuto?
A fe que no lo hallara tan enjuto,
si el comer te faltara cuatro dias;
¡dura necesidad que si porfias
los cuernos pondrá Porcia al mismo Bruto!
Son todas las mujeres principales,
pero si alguna su valor desprecia,
necesidad la obliga a casos tales.
No le dieron dineros a Lucrecia,
que, ¡vive Dios!, a dalla cien reales,
que ella fuera más puta y menos necia.
Este poema ofrece variantes muy interesantes al que comienza “Penélope dichosa, no disputo”. Se conserva en el Ms. 4117 de la BNE, y ha sido atribuido a Lope de Vega por Pedraza (1996) y a Quevedo por García González (2003). Cuiñas Gómez (2008: 232) recuerda parentesco con el recogido en las Rimas del licenciado Tomé de Burguillos (Vega, 2010: 255).
He localizado una nueva versión de este poema en el ms. RAE RM 6212, con variantes muy interesantes sobre todo en las dos estrofas centrales.