Cartuja ha sido mi lengua
habrá un año, y ahora torno.
Y a la primer tarabilla
agua va, que las arrojo.
¡Ay, ay, ay!
Apártense de delante.
que atropellaré algún tonto.
Y estaré libre de pena,
que con cascabeles corro.
¡Ay, ay, ay!
Piensan que no los entiedo,
yo pienso dellos lo propio,
Míranme y hácenme gestos;
mirolos y hágoles cocos.
¡Ay, ay, ay!
Yo he visto un corchete zurdo
graduarse de demonio,
reirse de un pobre calvo,
y al calvo ponerle apodos.
¡Ay, ay, ay!
El hombre güero de vista,
que tiene por niñas pollos,
reirse del derrengado
cuando le miran los ojos.
¡Ay, ay, ay!
El otro que se pudiera,
según ensila de mosto,
ceñirse en vez de pretina
con aro, cintura y lomos.
¡Ay, ay, ay!
Llama berro al que es aguado,
y al aguado melindroso
le dice plaga de Egipto
por los mosquitos del sorbo.
¡Ay, ay, ay!
Ríese el viejo pintado,
pelo al temple, barba al óleo,
dominico de cabeza,
blanco y negro a puro plomo.
¡Ay, ay, ay!
De ver al encanecido
ensabanado de rostro,
con barba de manjar blanco,
fisga de sus lavatorios.
¡Ay, ay, ay!
Piénsase la doncellica
que me engaña porque otorgo,
sabiendo yo que es colmena
citada por muchos osos.
¡Ay, ay, ay!
Dice que merece palma,
yo digo, cuando la oigo:
"con una doncellez dátil,
andar con palma es muy propio".
¡Ay, ay, ay!
Saca la dama mirlada
del arca y del escritorio,
como pudiera una saya,
una garganta y un rostro.
¡Ay, ay, ay!
Untadas trae las manos
no por via de soborno,
que tiene el unto en los dedos
como en los riñones otros.
¡Ay, ay, ay!
Más güevos gasta que un viernes
echando el gesto en adobo,
y a puras pasas se acuesta
hecho almuerzo de bubosos.
Ay, ay, ay!
Piensa que alabo su cara,
cuando digo que la adoro.
Y estoy loando la tienda
de donde sacó el adorno.
¡Ay ay, ay!
Vase el marido postizo,
envuelto en seda y en oro,
vestido de lo que sobra
a su mujer de los otros.
¡Ay, ay, ay!
Es ella una perinola.
pues el cristiano y el moro
que la bailan hallan siempre
saca, pon, si deja, o todo.
¡Ay, ay, ay!
Riese de verse en cueros
el maridillo celoso,
cargado de honra en i[n]ierno.
sin ser cachera o aforro
¡Ay, ay, ay!
Y el celoso que le mira
dando su mujer a logro,
le dice, por hacer burla,
tendero de matrimonio.
¡Ay, ay, ay!
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