Damas, las que os preciáis de mal casadas,
haceos desear y haréis amaros;
jamás os acontezca convidaros
por más que estéis con ellos abrazadas.
Siempre habéis de mostrar que sois forzadas,
y que os vence el marido con rogaros;
de resistencia siempre habéis de armaros,
veréis como seréis siempre estimadas.
Cuando sintáis de él que tanto os quiere,
mostrad entonces menos entendello,
dejad que lo busque él, que manos tiene;
y cuando lo mostrare y os pidiere,
primero que vengáis a concedello,
probad el apetito con que viene.
Damas, las que os quejáis de mal casadas,
haceos desear, haréis amaros;
jamás os acaezca convidaros
por más que estéis con ellos abrazadas.
Siempre habéis de mostrar que sois forzadas,
que os vence el marido, y con reparos
de resistencia siempre habéis de armaros,
y veréis cómo sois más estimadas.
Cuando sintierdes más qué es lo que quiere,
mostrad entonces menos entendello,
dejad búsquelo él, que manos tiene.
Y cuando lo buscare y lo pidiere,
primero que vengáis a concedello,
probadle el apetito con que viene.
(Libro Romancero de Ravena)
Deja tu comentario