Déjeme cerner mi harina;
no porfíe, déjeme,
que le enharinaré.
Déjeme con mi embarazo,
no quiera descomponerme,
que temo que ha de romperme
la tela de mi cedazo.
No quiero esperar su abrazo,
aunque me muestre afición,
porque puesta en ocasión,
lo que las demás haré.
Déjeme cerner mi harina;
no porfíe, déjeme,
que le enharinaré.
Es delicada la artesa,
y las varillas y todo,
y aunque yo más lo acomodo
se caen los pies de la mesa.
Déjeme que estoy de priesa,
y el agua tengo en el fuego,
y si no le acudo luego,
se verterá por mi fe.
Déjeme cerner mi harina;
no porfíe, déjeme,
que le enharinaré.
Deje que vacíe el salvado
para volver a cerner;
no sea tan porfiado.
¡Vaya! Busque las de estrado,
las de garvín y copete,
que yo buscaré un bonete
y con él me entenderé.
Déjeme cerner mi harina;
no porfíe, déjeme,
que le enharinaré.
Deja tu comentario