Di, hija, ¿por qué te matas
por amores del capón,
que tiene ¡grandes las patas
y chiquito el espolón?
La regla muy general
del patítuerto calzado
es contraria en el capado
cuanto al miembro genital;
su medida es de un dedal
¡mira qué negra ración!
Tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
Desde el punto de su ser,
les quitan con el tormento
el inútil instrumento:
jamás les suele crecer.
No te hagan entender
que son de otra complición,
que tienen grandes las patas
y chiquito el espolón.
Mi consejo y mi lición
toma, hija, con rigor,
que jamás tomes amor
que tenga la voz de monja.
¿Qué gusto tendrá el capón,
que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón?
Mira, hija, no seas loca,
y no busques el placer
en el hombre que es mujer
si le ponéis una toca;
que andará[s] seca de boca
y abrasado el corazón,
que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
Cien mil veces mis vecinas,
con seguros corazones,
echan pollos a capones
como si fuesen gallinas.
No aprovechan medicinas
para tan grande lisión,
que tienen grandes las patas
y chiquito el espolón.
Si es, hija, por bien cantar,
más han de ser estimadas
dos lágrimas bien lloradas
que todo su gorjear;
que mal puede caminar
quien jamás llegó a mesón,
que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
Todos prometen muy largo
y, juntos cien mil capones,
a dos mil obligaciones
jamás darán un descargo.
¡Mira qué amor tan amargo
que tendrás en el capón!
Que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
Mira que de él te receles,
pues que ya sabes, mi hija,
que es muy fría la sortija
corrida sin cascabeles;
y andarás hecha unas hieles
sin perder el comezón,
que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
El arcabuz sin pelota,
después del fuego encendido,
no mata con el ruido,
antes la caza alborota;
y la calabaza sin gota,
¿de qué le sirve el tapón?
Que tiene grandes las patas
y chiquito el espolón.
Tan gran cargo de conciencia
jamás le a[b]suelven en Roma,
que es pecado de Sodoma,
porque les falta potencia;
son nubes sin poluencia,
rato sin conversación,
que tienen grandes las patas
y chiquito el espolón.
Demás desto son celosos,
cobardes, desanimados;
son infames y apocados,
vanos y vanagloriosos;
por otra parte asquerosos,
de fría conversación,
que tienen grandes las patas
y chiquito el espolón.
Finalmente yo les tacho
por una gente infernal;
reniego de animal,
que, sin ser hembra, no es macho,
y que es de celo borracho,
la que en él pone afición,
que tienen grandes las patas
y chiquito el espolón.
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