Dos mozas para darse con cualquiera,
salieron por el mundo a buscar vida
después de haber pasado su corrida
en trato más común que cantonera,
la una fue a parar en racionera,
porque de un racionero fue servida;
la otra se quedó tan abatida
que no pudo pasar de carbonera.
La racionera gorda y entonada,
riñendo con la triste, cierto día:
“picara carbonera”, le decía.
La carbonera se sintio afrentada
de ver en cuan poquito la tenía,
y con gentil donaire respondía:
“como en vos no picara quien picó,
tan pícara quedarais como yo”.
Deja tu comentario