Echado entre las piernas de su moza,
lagunas que del nuncio fue lacayo,
mozo rollizo, robustazo, y bayo,
hecho ya a trabajar en toda broza.
Tentando el vado y la espaciosa poza,
donde cifró el Amor su abril y mayo,
a la pretina, arremangado el sayo,
anduvo entre ambos fina la retoza.
La piltra joven brinca con tal furia
que al chiquillo de Venus incitaba
a cálidos vapores de lujuria;
y viendo que lagunas se tardaba,
"Dámelo", dice: "Ojos, furia, furia".
Y él dijo: "Ya". Y cayósele la baba.
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