El dicho de la gente temerosa [Glosa] [Transcripción provisional]

El dicho de la gente temerosa
el encubierto toma por consejo
y así discretamente a un espejo
rapándoselo estaba cierta hermosa
pero no como esperimentada.

[173]
Dejara una ventana medio abierta,
por do la vio él, por do fue descubierta
hasta el ombligo toda arremangada.
Estaba aquesta hermosa confiada
de la parte secreta a do lo hacía,
sin entender que algún hombre la vía
las piernas muy abiertas y sentada.
Mas como no hay secreta alguna cosa
por do ya más la dama imaginaba,
un galán la acechó y dijo que estaba
en una silla baja y espaciosa.
Como lo vio rapado y, a esta, hermosa,
y aparejado para ver quistión,
diz que con gran frecuencia y afición,
mirándoselo estaba muy golosa
y ansí de aqueste gozo acompañada

[173v]
que la hacía entre sí mover de risa,
mil veces le limpió con la camisa
después que ya quedó muy bien rapada.
De todo su juicio enajenada,
le toma con la mano y mil cosillas
le dice, por moverse a hacer cosquillas
estándose burlando descuidada.
Volviéndose a mirarla como una rosa
le pareció quería menearse,
y visto no podía ejercitarse
metióse el dedo dentro de la cosa.
No dejó de tomar de aquesto gusto,
como anduvo con él por las laderas
lo uno porque el dedo vino al […]
y como menease las caderas
y en aquesto se estaba entreteniendo
toda elevada en el ejercicio,

[174]
él procurando hacer su oficio
y el usado señuelo respondiendo,
y estando el dedo dentro conoció
el gusto que es “ya llego, ya no llego”,
que como en cierta cosa no llegó
un cierto saborcillo sintió luego.
Corrió con este gusto dos carreras
y hallóse a la tercera muy burlada,
y así desmayó sin hacer nada
como conoció no ser de veras.
Pero después de aquesto en sí volviendo,
pesole por no haber sido de veras,
y sosegando el cuerpo y las caderas
dijo “¡ay, cuitada de mí! ¿qué estoy haciendo?
Que no es esta la leña deste fuego.

[ff. 172v-174r]

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2020-03-08T18:16:58+00:00

Un comentario

  1. Patricia Marín Cepeda 8 marzo, 2020 en 6:18 pm - Responder

    Es glosa del soneto atribuido a fray Melchor de la Serna y a Quevedo, entre otros, “Rapándoselo estaba cierta hermosa”.

    Otras fuentes, según BIPA (Philobiblon):
    – Rávena. Classense. Ms. 263, ff. 127-128.

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