Entre unos centenales, yo vi un día
dos hombres y una moza hermosa entre ellos:
jamás faltaba encima el uno dellos;
cuando el uno bajaba, otro subía.
Cada cual su deber muy bien hacía;
mas pudo tanto más ella que ellos
que, después de cansallos y vencellos,
aún le quedaba brío y lozanía.
“Cansada”, dijo: “Sí, es cosa posible,
que [no] hay tal ejercicio que no canse,
por más que sea gustoso y agradable;
pero quedar contenta es imposible,
que el apetito nuestro es insaciable
y no consiente al cuerpo que descanse”.
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Entre unos centenales vide un día
dos mozos y una moza hermosa entrellos.
Jamás faltaba encima el uno dellos,
cuando el uno bajaba otro subía.
Cada cual su deber muy bien hacía,
mas pudo tanto ella más que ellos,
que, después de cansallos y molellos,
quedábale aún brío y lozanía.
Cansada, dijo: “¿qué cosa es posible,
que no hay ejercicio que no canse,
por más que sea gustoso y agradable?
Pero quedar contenta es imposible,
que el apetito nuestro es insaciable,
y no consiente el cuerpo que descanse”.
[Roma. Biblioteca della Accademia dei Lincei. Manuscrito Corsini n. 970, ff. 178v-179r]
Otras fuentes, según BIPA (Philobiblon):
– Madrid. Biblioteca Nacional de España. Ms. 3913, f. 29v.
– Rávena. Classense. Ms. 263, f. 128.
– Madrid. Biblioteca Nacional de España. Ms. 3915, ff. 2-2v.
– Florencia. Biblioteca Nazionale. Ms. Magliabechiano, VII-354, ff. 250v-251.