Estaba Lisis en campal batalla,
resistiendo de Filis el asalto
que, encendido de amor, de juicio falto,
solicitaba de cortés gozalla.
Derribóla y no pudo sujetalla,
porque, al ir con el ansia a darle salto,
de un respingo le echó Lisis tan alto,
y a pie juntillas defendió su valla.
Ya verán que es forzoso que se emperre
Filis amante con tan ruin suceso;
no hay que espantar que con amor se yerre,
si con amor a darme no hay de seso;
en fin, ella se estuvo erre que erre,
y el pobre se quedó tieso que tieso.
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