Estábase la moza
de espaldas en el lecho,
las piernas abiertas
y mirando al techo;
dice con despecho:
¡Agua, dadle agua,
que el fuego está en la fragua!
De rato a ratillo,
toda se brincaba;
con gesto amarillo
de dolor, sudaba;
con pasión llamaba:
¡Agua, dadle agua,
que el fuego está en la fragua!
Hácese pedazos,
toda se desuella;
quería los brazos
meter por la mella,
dando esta querella:
¡Agua, dadle agua,
que el fuego está en la fragua!
Como estaba así,
pensó que soñaba;
cuando tornó en sí,
sintió que meaba;
y de presto llama:
¡Agua, dadle agua,
que el fuego está en la fragua!.
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