Glosa de “Quien no [es]tuviere en presencia…”
La muy sobrada razón
que tengo de estar quejoso,
me hace ser malicioso
sin ser de mi condición;
y si merezco por ello,
por ser mérito hacello,
merced delante de Dios,
dense las gracias a vos
que habéis sido causa de ello.
Si algún favor alcanzamos
de la dama a quien servimos,
muy seguro nos partimos,
mas muy peligrosos vamos;
porque todas en ausencia
son de tan ancha conciencia,
que está seguro a lo menos
de llorar duelos ajenos
quien no estuviere en presencia.
Y aunque así va declarado
por perdido el que se va,
no por eso el que se está
se ha de contar por ganado.
Mas tenga tal ordenanza
cualquiera que seso alcanza
si está ausente, desespere;
y si presente estuviere,
no téngase en confianza.
Porque así Dios las crió,
sujetas a liviandad,
que no hay más seguridad
con su sí que con su no;
y en su mudable mudanza,
los principios dan holganza,
mientras el daño no está claro.
Mas los fines cuestan caro,
que son olvido y mudanza.
Olvido de lo servido,
mudanza de lo alcanzado,
engaño de lo esperado,
falta de lo prometido,
nuevo enojo y diferencia,
sobre cuernos penitencia.
Estas, y otras cosas, son
puesta ya por conclusión
las condiciones de ausencia.
Pues con todos estos males,
aunque son causa de pena,
una cosa tienen buena:
que no son interesales.
Gentil hombre enamorado,
muy galán y bien hablado,
méritos son muy livianos,
que ha de ser largo de manos
quien quisiere ser amado.
No que el dar haga más sana
la intención de la mujer,
que lo que se la dio ayer
ya es olvidado mañana;
mas que luego, incontinente,
que algo les da nuevamente
el que con ello ha servido,
antes que venga en olvido
trabaje por ser presente.
Porque viven sin temor
del que un poco se desvía,
y no tienen cortesía
con quien no tienen amor.
La más verdadera miente,
el que de burlas se siente
de ser burlado se guarde,
que no lo será más tarde
de cuan presto fuere ausente.
Y es burlar entre amadores
fundarse en cosa pasada,
porque no tienen en nada
cuanto hacen por amores.
Y así olvidan lo pasado,
y aunque sea haber llegado
al fin de él mayor estrecho,
tan presto como fue hecho
tan presto será olvidado.
Y lo que es más de reír,
hay muchas que piden celos
por quitar nuestos recelos
de su burlar y mentir.
Pero de haber buena andanza,
quien haga luenga tardanza
ni de haber firme favor,
desconfíe el amador,
y pierda toda esperanza.
No que afición les fallezca,
porque muchas quieren bien,
mientras no se ofrece quien
más la dé o mejor parezca.
Mas habiendo competencia,
tienen tan ancha conciencia
en mudarse y en burlar
que las ha de perdonar
quien no estuviere en presencia.
No nos niegan por bondad
la merced que las pedimos,
sino porque no cupimos
en suerte a su voluntad.
Y aunque junta la libranza
nos hagan de ello fianza,
querellas mas no creellas;
sus obras aborrecellas,
que son olvido y mudanza.
Ser verdad que no hay amigos
al muerto y al que se va,
harto bien probado está
con tan mudables testigos.
Que en vestirse de paciencia
pone luego diligencia
la que mayor pena siente,
por guardar con el ausente,
las condiciones de ausencia.
Veis, aquí va la verdad,
sin que de ella un punto salga
y ella, señora, me valga
como no va la mitad.
Y si a algunas he ofendido
por haberme así atrevido,
de vos deben ser quejosas,
de quien todas estas cosas
a mi costa he deprendido.
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