A una dama cortesana
¿Las no piadosas Martas ya te pones,
guerra de nuestras bolsas, paz de Judas,
puta con más mudanza y más mudas
que el saltarelo o que cien mil halcones?
Martas gallegas son, no te me entones,
primas de esparto por lo peliagudas
y ganadas, por fin, con las ayudas
que te han echado cuatro o seis figones.
Delanteras forraste con cuidado
de la húmeda siempre delantera,
que lluvias españolas han mojado;
aunque la Italia siente en gran manera
que la trasera no hayas aforrado,
habiéndolo ganado la trasera.
Existe una variante de este poema muy interesante, porque en ella a la “cortesana” del título se le pone nombre, Isabel de la Paz, y en el verso sexto desarrolla una curiosa clave en forma de calambur:
Martas gallegas son, no te me entones,
primas de esparto por Lope y agudas
y aforradas, al fin, con las ayudas
que se han echado cuatro o seis figones.