El autor a unas monjas sus devotas
Las que estáis en religión,
muy castas y continentes,
suplícoos que, con perdón,
me soltéis una cuestión
que se me viene a las mentes,
porque no soy adivino
ni alcanzo vuestros primores,
y es que, pues crece contino,
¿qué hacéis del vellocino
de las partes inferiores?
Porque si no lo cortáis,
respondedme dónde os llega,
pero si le desmontáis
decidme si deseáis
aquello que se os deniega;
y si vuestro corazón,
remirando aquella alhaja,
siente que aquel boquerón
no estaba allí sin razón
ni fue para encerrar paja.
Deja tu comentario