Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me le quiero.
Mi marido hace cucharas,
con mil lindezas tan raras
en el cabo,
que labra como en un nabo
en un madero,
Mi marido es cucharetero,
díómele Dios y así me le quiero.
A mi lado se me asienta
y saca su herramienta,
la cual es
dos piezas, y uno son tres,
de fino acero.
Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me te quiero.
Aquí trabaja y porfía,
más de noche que de día,
en su ejercicio,
tanto que gana al oficio
buen dinero.
Mi marido es cucharetero,
díómele Dios y así me le quiero.
También cazos sabe hacer,
y, viéndose antes de ayer
sin embarazo,
a Pascuala hizo un cazo
espumadero.
Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me le quiero.
Viendo el cazo de Pascuala,
no hay mujer buena ni mala
que no mande
hacer otro, aunque tan grande,
más ligero.
Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me le quiero.
De un leño grueso y rollizo
cortó un trozo
y se hizo, como es mozo,
trece cucharas del trozo
en un día entero.
Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me le quiero.
Estas serán, damas bellas,
para que comáis con ellas
dulce leche;
plegue a Dios que os aproveche
como espero.
Mi marido es cucharetero,
diómele Dios y así me le quiero.
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