A LA HERMOSA Y TAIMADA NISE.
(De Don Jacinto Alonso de Malvenda).
– Nise en donaire es primera,
y chilindrón de claveles;
su boca y sus blancas manos
son garatusas de nieve:
el triunfo de espadas sale
de sus ojos, pues da muerte;
y es de oros, cuando taimada
pide con cara de hereje.
Muy leída en su provecho,
siempre juega al sacanete,
y sin ser alguacil, rondas
hacer en las bolsas quiere.
Sospechóse que jugaba
al hombre, y vino a saberse
que dió el soplo una hinchazón
al cabo de nueve meses.
A los ciento juega astuta,
tan interesadamente,
que se queda con los ricos,
y descarta los pobretes.
Es fullera por extremo,
siempre gana y nunca pierde;
y es garitera: en su casa
procura que todo quede.
De ella misma por ganar
hace siempre lo que quiere,
que es malilla; pero en ella
el diminutivo cese.
Pendanga a nativitate
es, y tanto lo parece,
que aunque la pinta es de sota,
lo pendanga no desmiente.
Es caballo desbocado
su apetito, y se previene
la misma cebada que
dió a sus caballos Diomedes.
Jamás pudo ganar polla,
que este tiempo es muy estéril,
y es su manjar ordinario,
a mediodía, pasteles.
Para hacer grande ganancia
cincuenta y cinco pretende
tener siempre de galanes,
porque es poco tener veinte.
Una trinca de criadas,
mironas eternamente,
y chilindrón de claveles;
su boca y sus blancas manos
son garatusas de nieve:
el triunfo de espadas sale
de sus ojos, pues da muerte;
y es de oros, cuando taimada
pide con cara de hereje.
Muy leída en su provecho,
siempre juega al sacanete,
y sin ser alguacil, rondas
hacer en las bolsas quiere.
Sospechóse que jugaba
al hombre, y vino a saberse
que dió el soplo una hinchazón
al cabo de nueve meses.
A los ciento juega astuta,
tan interesadamente,
que se queda con los ricos,
y descarta los pobretes.
Es fullera por extremo,
siempre gana y nunca pierde;
y es garitera: en su casa
procura que todo quede.
De ella misma por ganar
hace siempre lo que quiere,
que es malilla; pero en ella
el diminutivo cese.
Pendanga a nativitate
es, y tanto lo parece,
que aunque la pinta es de sota,
lo pendanga no desmiente.
Es caballo desbocado
su apetito, y se previene
la misma cebada que
dió a sus caballos Diomedes.
Jamás pudo ganar polla,
que este tiempo es muy estéril,
y es su manjar ordinario,
a mediodía, pasteles.
Para hacer grande ganancia
cincuenta y cinco pretende
tener siempre de galanes,
porque es poco tener veinte.
Una trinca de criadas,
mironas eternamente,
tiene en su casa y le juzgan
en su favor cualquier suerte.
Yo sospecho que a su madre
Han de mandar que la quemen,
que es hechicera también;
como de ordinario suelen,
mandar en casas de juego
quemar bancos y bufetes,
temo que a tal vieja abrasen;
que no sé yo qué aproveche,
la que es de años un montón,
para otra cosa, pues viene
a ser ganancia, que el tiempo
jugó y ganóle los dientes.
Nise, Nise, si tus años
agora los ves tres sietes
del juego del chilindrón
de primera han de volverse.
Muy bien haces en tomar;
bien que pidas me parece;
digan los poetas, digan;
y tú estafa, estafa siempre.
A tan sonoras razones
y a consejos tan alegres,
para vivir importantes,
la discreta Nise atiende.
No en la plaza contra un hombre
toro feroz arremete,
como la niña, si ve
que dalle dineros puede,
y hace promesa a su astucia
de jugar tanto, que que llegue
a ser la mayor tahura,
la mas sútil, la mas fértil,
de pandillas que conoce
el interés, y promete
que sean sus naipes hechos
dos cinco de uñas que tiene,
los cuales serán azares
del pobre que los encuentre,
del rico que los repare
y del bobo que los juegue.
a ser ganancia, que el tiempo
jugó y ganóle los dientes.
Nise, Nise, si tus años
agora los ves tres sietes
del juego del chilindrón
de primera han de volverse.
Muy bien haces en tomar;
bien que pidas me parece;
digan los poetas, digan;
y tú estafa, estafa siempre.
A tan sonoras razones
y a consejos tan alegres,
para vivir importantes,
la discreta Nise atiende.
No en la plaza contra un hombre
toro feroz arremete,
como la niña, si ve
que dalle dineros puede,
y hace promesa a su astucia
de jugar tanto, que que llegue
a ser la mayor tahura,
la mas sútil, la mas fértil,
de pandillas que conoce
el interés, y promete
que sean sus naipes hechos
dos cinco de uñas que tiene,
los cuales serán azares
del pobre que los encuentre,
del rico que los repare
y del bobo que los juegue.
Texto construidos sobre la dilogía y el doble sentido, a partir de múltiples referencias a juegos de cartas de la época, com ejemplifica la voz PENDANGA en el juego de la quínola:, así “Llaman en el juego de quínolas a la sota de oros, porque tiene el privilegio de poderla hacer, el que la tiene, del palo o carta que quiere o le conviene” (DiccAut.); pero también “puta”. Lo mismo ocurre con POLLA, que, En el juego del hombre y otros, se llama assí aquella porción, que se pone y apuesta entre los que juegan”, pero también la que deja de serlo cuando a ella se acerca el gallo.