-Què t’ha fet lo mal del peu,
la Marioneta?
¿Quién te hizo el del talón,
la Marión?
-Contaros quiero mi mal,
que no [o]s quiero negar cosa,
qu[e] esta noche en un rosal,
yendo a coger una rosa,
me ficat una [e]spineta,
la Marioneta,
que m’allega al corazón,
la Marión.
Cantaros quiero mi pena,
amigas, por buen nivel,
que entrando en un vergel,
por coger un[a] azucena,
me ficat una [e]squerdeta,
la Marioneta,
de dulce conversación,
la Marión.
Cantaros quiero de cierto
qué me acontesció, mezquina,
y es que cogiendo en un huerto
una hermosa clavellina,
me ficat una busqueta,
la Marioneta,
que no hay cura a su lisión,
la Marión.
-Señora, si vos queredes,
yo soy muy buen cirurjiano,
que la sacaré en la mano,
que nada no sentiredes,
y restareu guarideta,
la Marioneta:
no sentiréis más pasión,
la Marión.
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