Querellas vanas, vanos pensamientos,
tener en que entender si estáis ocioso
os debe hacer a vos escrupuloso
de mis tan ordinarios movimientos.
Si vos gustáis de los contentamientos
de aquel rato tan dulce y deleitoso,
hace que no tengáis por enfadoso
tan presto responder a los acentos.
Tanta es la gloria que el galán y dama,
en amorosos lazos enredados,
reciben de los lazos de Cupido,
que, sin ser yo persona, sino cama,
siento lo que no sienten de elevados.
¡Cuánto más advertir si hago ruido!
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