Quien te viere assentada en su destrado,
con tanta majestad hacer hacienda,
compuesta dessa toca reverenda
que cubre lo que el tiempo ha plateado,
dirá que tienes en algún condado
por muerte del marido la vivienda,
o por lo menos que tu gruesa hacienda
pide el fausto que llevas tan hinchado.
Esto dirálo el necio que te paga
el hospedaje como te parece,
y a quince el celemín de la cebada.
Deja pues, vieja roña, el almohada,
y acude a dar la paja que demanda
el huésped aceitero de Calanda.
Deja tu comentario