Rabiosos celos le tenían perdido
a un casado triste, de tal manera
que quien le vio soltero no dijera
ser el que al presente era marido.
Una noche, después de ya adormido,
soñó que un bello anillo se metiera
en el dedo mayor, y así pusiera
los celos y sospechas en olvido.
Mas como recordó y halló su dedo
metido en la natura de su dama,
dijo, volviendo el rostro a la señora
“Si sin tenerlo así vivir no puedo
seguro de borrones en mi fama,
yo me doy por cornudo desde agora”.
Rabiosos celos le tenían perdido
a un casado triste, en tal manera
que quien le vio soltero no dijera
ser el que de presente era marido.
Una noche, después destar dormido,
soñó que un bello anillo se metiera
en el dedo mayor, y ansí pusiera
los celos y sospechas en olvido.
Mas como despertó y halló su dedo
metido en la natura de su dama,
dijo, volviendo el rostro a la señora
“Si sin guardarlo ansí vivir no puedo
seguro de borrones en mi fama,
yo me doy por cornudo desde agora”.
Deja tu comentario