Rey alto a quien adoramos

“PATER NOSTER” APLICADO A LAS MONJAS

Rey alto a quien adoramos,
alumbra mi entendimiento,
a loar en lo que siento
a ti que todos llamamos
Pater noster.

Las monjas, que sin razón
dan pasión a nuestras vidas,
más desean ser servidas
que servir a ti, Señor,
qui es in celis.

Y en lo que más yo me fundo
es que, como todos saben,
no veréis que las alaben
sin que su vida en el mundo
santificetur.

 

Y reciben todas Gloria
después que se ven compuestas,
y las que son más honestas
tienen poco en la memoria
nomen tum.

También hay monja[s] que están
fundada[s] en [se] servir, y
otra[s] en no recibir,
mas dicen, si algo las dan,
adveniat.

Cuando tenemos más de ellas,
estamos más mal librados
y quedamos engañados,
perdiendo siempre por ellas
regnum tum.
No responden a placer
ni nos sacan de pasión,
porque es de su condición
quererlo y no responder
fiat.
Todas saben bien fingir;
si algo les quieren dar
dicen, si lo han de tomar,
que lo hacen por cumplir
voluntas tua.
Y las que son más servidas
tienen esta presunción,
que quieren, sin más razón,
ser en tanto acá tenidas
sicut in celo [sic].
Quieren todas ser amadas
y de todos muy queridas,
también quieren que sus vidas
en el cielo sean loadas
et in terra.
Después que les hemos dado
de lo nuestro a rienda suelta,
si queremos dar la vuelta
hemos con ellas gastado
panem nostrum.
Aunque más y más les demos,
traen ya por grande gala
enviarnos noramala,
si aquesto no lo hacemos
cotidianum.
Fingen haber menester
a veces alguna cosa,
y con este no tener,
dicen: “No distis ayer,
da nobis odie“.
Todo cuanto les mostramos
tienen ellas por primor,
si las damos, dan favor;
dicen, si les demandamos:
dimite nobis.
Hacenos tanto penar
y tener tantos cuidados
que, aunque fuésemos amados,
nunca nos podrían pagar
de vita nostra.
Sin jamás darnos placer,
quieren que las adoremos,
y todo cuanto tenemos
ellas lo han de poseer
sicut et nos.
Si decís que está ya
peligrosa vuestra vida,
dicen por cosa fingida,
respondiendo desde atrás,
dimitimus.
Cuando hablan con nosotros,
dicen: “De sufrir habéis,
aunque más penas paséis
siempre os quedaréis vosotros
debitoribus nostris“.
Señor, pues que son tan varios
sus muy altos galardones
y nos dan tantas pasiones,
nunca pleg[u]e a ti en sus manos
nos inducas.
Pues un rato de placer
no nos dan de que ellas tienen,
hacedlas, Señor, que penen
y perrnitidlas caer
in tentatione.
Y pues no nos dan favores
sino para despojarnos,
no queráis, Señor, dejarnos
que nos den estos dolores,
sed libera nos a malo.
Plega a Dios que la más de ellas
y las más perfetionadas
anden tan enamoradas
como nosotros por ellas.
Amem.

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2019-10-29T22:52:19+00:00

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