“Si entre cornudos puede haber disputa,
óyeme, Ferminillo afeminado,
pues ni tu ni tu abuelo habéis probado
mas que haber descendido de una puta.
Quien de cuernos metio la primer fruta
fue un señor de mi casa, tan nombrado,
que por el alcabalas no he pagado,
y vivo de mostrenco a pierna enjuta.
Yo soy de Medellín, y descendiente
de los que mayor nombre han alcanzado,
y el que dijere lo contrario miente”.
Dijo Segovia, viéndose encornado,
y estando de dos potros mal doliente,
que su mujer, doña Ana, le ha pegado.
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