SONETO PARA LAS MONJAS
Si he sido en mis palabras atrevido,
por decir quien sois largo y molesto,
señoras mías, perdonadme presto,
porque conviene así a nuestro partido.
Mirad no murmuréis ni hagáis ruido;
sufrid con blando pecho todo aquesto,
sino haréisme ser muy inmodesto
de lo que hast[a] hora aquí lo he sido.
Considerad, señoras, con mi historia,
lo poquito que digo y lo que callo:
no despertéis riñendo mi memoria
si no queréis que cante como gallo,
o me torne sigarra charladera;
cualquiera monja calle,
por no ver sus embustes en la calle.
Deja tu comentario