Trocar dos almas su corpórea casa,
gozando en tal destierro tal estado,
porque del un objeto al otro amado
el peregrino espíritu se pasa.
Ser cada cual el fin, límite y causa
del ajeno deseo al proprio atado,
tener en bien y en mal común el hado,
ser una de otro en fe, columna y basa;
dos voluntades, y reducirse a una,
y en un mismo temblor´, temblar sin causa,
ganando del martirio la corona.
Estos efectos y misterios causa
mi recÍproco amor de igual fortuna,
porque al amado amar nunca perdona.
Deja tu comentario