Un grande tahúr de amor
y una jugadora tierna,
por entretenerse un rato,
tratan, Dios enhorabuena,
jugar los dos mano a mano,
desafiados por tema;
y que ella dentro, en su casa,
dé el orden y la manera.
El juego es largo y tendido,
al fin de toda una siesta,
él es grande envidador
y gran queredora ella.
A la primera es el juego,
porque esta es la vez primera,
y él procura desquitarse
lo que ha perdido y le cuesta.
De antes jugaban papeles,
palabras firmes y ciertas,
mas ya moneda que corre
y pasa en toda la tierra.
Él se abrasa de picado
y sólo picarla espera,
porque si una vez la pica,
y una vez metido el resto,
es imposible que pierda.
Ha de ser a resto abierto,
pero cerrada la puerta,
porque, si pasare alguien,
no denuncie a quien lo sepa.
Van a hacer lo que quisieren,
mas no más de lo que puedan:
igual es la posta y saca,
por evitar diferencias.
Por mesa toman la cama,
por no querer mejor mesa;
a barajar comenzaron,
y ella a dar la mano empieza.
Él alzó por buena parte,
do esta la pandilla hecha;
ella alcanzó a ver el juego,
y al primer envite se echa.
Mas él es fullero y arma,
y ella alcanza esta treta;
y a dos veces que baraja,
lo armado le desconcierta.
Encendióse el juego a prisa,
no hay envite sin revuelta,
y lo que tienen delante
a cada mano se mezcla.
Dan medios en las paradas,
porque va a querer por fuerza;
y una vez metido el resto,
lo sacan y se conciertan.
A la dama le entró el basto
estando puesta a primera,
mas él hizo fluj con todo,
haciendo mesa gallega.
Quiso luego levantarse,
mas que no se alce le ruega
y que la mantenga mano,
pues tan picada la deja.
O que haga resto de nuevo
humilde le pide y ruega,
y que ella hará otro tanto,
que allí está su faltriquera.
Tanto pudo el ruego blando,
aun el juego dio tal vuelta,
que él fue la bolsa vacía,
y ella no quedó contenta.
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Un grande tahúr de amor
y una jugadora tierna,
por entretenerse un rato,
tratan, Dios enhorabuena,
jugar los dos mano a mano,
desafiados por tema;
y que ella dentro, en su casa,
dé el orden y la manera.
El juego es largo y tendido,
al fin de toda una siesta,
él es grande envidador
y gran queredora ella.
A la primera es el juego,
porque esta es la vez primera;
y él procura desquitarse
lo que ha perdido y le cuesta.
De antes jugaban papeles,
promesas firmes y ciertas,
mas ya moneda que corre
y pasa en toda la tierra.
Él se abrasa de picado,
y solo picarla espera,
porque si una vez la pica,
es imposible que pierda.
Ha de ser a resto abierto,
pero cerrada la puerta,
porque si pasase alguien,
no denuncie a quien lo sepa.
Por mesa toman la cama,
por no querer mejor mesa;
a barajar comenzaron,
y ella a dar la mano empieza.
Él alzó por buena parte,
do está la pandilla hecha;
ella alcanzó a ver el juego,
y al primer envite se echa.
Porque el es fullero y arma,
mas ella alcanza esta treta;
y a dos veces que baraja,
lo armado se desconcierta.
Enciéndese el juego aprisa,
no hay envite sin revuelta,
y lo que tienen delante
a cada mano se mezcla.
Dan medios en las paradas,
porque va a querer por fuerza,
y una vez metido el resto,
lo sacan y se conciertan.
A la dama le entró el basto
estando puesta a primera;
mas el hizo flor con todo
hacienda mesa gallega.
Quiso luego levantarse,
mas que no se alce le ruega.
Y que la mantenga mano,
pues tan picada la deja.
O que haga resto de nuevo
humilde le pide y ruega,
pues ella pondrá otro tanto,
que allí está su faltriquera.
Tanto pudo el ruego blando,
y aun el juego dio tal vuelta,
que el fue la bolsa vacía,
y ella no quedó contenta.
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