Un poco te quiero, Inés;
yo te lo diré, diré después.
¡Qué de gozo de mirarte!
No digo lo que deseo,
porque yo todo me empleo
solamente en contemplarte;
mas cuando estemos aparte,
humillándome a tus pies:
yo te lo diré, diré después.
Siento tanto mi partida
que no me falta otra cosa
sino que quede quejosa
quíen es el bien de mi vida;
mas no será mi partida
sin que licencia me des:
yo te lo diré, diré después.
El primer día que vayas,
Inés, a lavar al río,
tengo cierto desafío
con el molde de tus sayas;
cuando bajado las hayas
y en piernas lavando estés:
yo te lo diré, diré después.
Agora que vas de prisa
no te quiero detener,
yo te lo haré saber
el domingo mientras misa;
baste de morir de risa,
que es un alegre entremés:
yo te lo diré, diré después.
Hame dado un apetite (sic)
que me enseñes a bailar,
yo te enseñaré a jugar
al juego del escondite;
jugaremos sin desquite
de uno, de dos y tres:
yo te lo diré, diré después.
Tienes talle de hacer
destos juegos infinitos,
y jugar los señoritos
muy mejor que otra mujer;
pero cata gue ha de ser
cuando tú a solas estés:
yo te lo diré, diré después.
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