Viendo una dama que un galán vivía
padeciendo por ella gran tormento,
concertó de ponello en su aposento
para poner remate a su porfía.
Llegado pues el concertado día,
o por grande vergüenza o por contento,
no pudo alzar cabeza el instrumento
para forjar los dos dulce armonía.
Ella viéndole así dijo mohína:
“Antes, tantas requestas y alcahuetas
y, ahora, no hacer nada a mí me admira”.
Dijo el triste: “Belleza peregrina,
debo de ser de casta de escopetas,
que cuanto más caliente, menos tira”.
Deja tu comentario