– Ya no es buena disculpa que es doncella
el rato que está puesta en la estacada.
Reniegue que una vez se dé la entrada
que esto u otro fácilmente se atropella.
– Estese quedo él. – Estese queda ella.
– Daré voces, en buena fe jurada,
o sentareme aquí. – Eso me agrada
más que la flota y lo que viene en ella.
– Amargo le vea yo, ¡qué fuerza tiene!
¡Ay, ay, que me muele y me lastima!
¡Por más que la lastime y que la muela!
¡Desdichada fui yo, mi madre viene!
– Pardiez, hermana, ya yo estoy encima;
agora, ¡más que venga vuestra agüela!
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