Ya no más guerra, amor, hagamos paces,
calle Venus un rato, hable Minerva
y las flechas tocadas de su yerba
gástalas en los pechos, donde aplaces.
Los embustes diabólicos que haces
para quien no te entiende los reserva,
pues es innumerable la caterva
de lascivos odiosos tus sequaces.
Hállote ave rapaz con marquesotes,
espadachines, músicos, poetas
que tienen, riñen, cantan, hacen motes;
siendo grangería andar con estos,
dime, Amor, qué me quieres, qué me inquietas,
dótame entre mis Código y Digestos.
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