Yace en Asia Menor, región desierta,
un encantado abismo, cueva oscura;
la fama general de esta aventura
de tres hermanos el valor despierta.
Dijo el mayor: “Aunque es ya cosa cierta
ser esta empresa peligrosa y dura,
el entrar solo yo será ventura
y quedaros vosotros a la puerta”.
Conténtanse los dos, entra el valiente,
vuelve y revuelve al uno y otro lado,
mas su braveza y brío poco vale,
porque vencido queda, y sin ver gente,
el que entró tan robusto y alterado,
débil, remiso y cabizbajo sale.
San Hilario forma parte consustancial del Santoral erótico, al menos desde que hace su aparición en Pleito del manto, al frente de la Carajicomedia. Destaca su invocación (por su proverbial lujuria) en el soneto «De cuantas coimas tuve Toledanas», donde se le compara con fray Alonso el Carmelita y con fray Trece el Trinitario»
Me veo morir agora de penuria
en esta desleal isla maldita,
pues más a punto estoy que Sant Hilario. (Texto anónimo del Cancionero de Amberes)
Según el Fructus Sanctorum y Quinta Parte del Flos Sanctorum, de Villegas (a quien hay que acudir para la alusión a la isla), este santo sufrió «ladrones y demonios”, que “le hazían cruda guerra” y “padeció graves tentaciones”.