Yace debajo de esta piedra fría

Yace debajo de esta piedra fría
mujer tan santa que ni escapulario,
ni cordón, ni correa, ni rosario,
de su cuerpo jamás se le caía.

Trajo veintidós años día por día 5
un silicio de cerdas de ordinario,
ayunaba continuo a San Hilario,
porque nunca hilaba ni cosía.

Fue su casa un devoro encerramiento,
donde iban a hacer los ejercicios 10
y llorar sus pecados las personas.

Murió sin Óleo no sin testamento
en que mandó a una prima sus oficios
y a cuatro amigos cuatro mil coronas.

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2019-05-09T14:28:38+00:00

Un comentario

  1. Javier Blasco 9 mayo, 2019 en 10:04 am - Responder

    Léase la alusión a san Hilario, al hilo del siguiente relato de la Carajicomedia: “De este Sant Ilario se lee en el Tripas Patrum ser un rústico vaquero llamado Satilario, por ser gran saltador, el qual, estando un día en un peñascal, con grande dolor de las yngres, tendidas las espaldas en tierra y untándose el vientre y yjadas [bajo vientre] con manteca, con la flotación [frotación] de la mano y calor del sol, alçósele la verga. Y estando en esto, fue caso que un diablo que passava por allí a tentar un santo hermitaño, mirando desde una peña el camino que avía de llevar, vido debaxo de la peña Satilario, de la manera que avedes oýdo; de lo qual muy gozoso dixo: «Aquel vellaco villano está agora encendido en luxuria; yo le saltaré en el vientre, y le rebantaré y llevaré su ánima». Y, dicho esto, dio un gran salto sobre el pecador vaquero que bien descuydado estava. Y acertándole con los pies en el ombligo, resvaláronse, y fuesse deslizando hasta que se hincó el miembro de Satilario por el culo. Lo qual sintiendo Satilario, le apretó y tuvo firme, llamando a bozes sus perros. Lo qual viendo el diablo, y mirando su desastrado caso, y sintiendo venir los perros ladrando, començó a dar grandes voces, diziendo: «Satilario, suelta». El qual, teniéndole rezio, con feroz boz respondía: «Nunca, si el carajo no quiebra». Y assí le tuvo hasta le remojar; y entonces le soltó, y ya llegavan los perros cerca quando el diablo culi roto començó de fuyr, y los perros tras él, hasta le encerrar en el infierno, adonde el triste se está remendando el culo hasta oy, jurando que nunca ha de sallir fuera: por llevar provecho a su casa, tan mala burla recibió. Esta fábula toca aquí el Reverendo Padre. Autora de esto es la mala vieja en su hablar, que más feroz parece a las gentes que Satilario al triste diablo.” Para un comentario del marco aujorial en el que se inscribe, véase Julio Alonso Asenjo, “Notas a la glosa de la copla XXVIII de la Carajicomedia”, Lemir, 14, 2010, pp. 1 y ss.

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