A cualquiera gentil dama
afición le quita el miedo:
que a la sombra de su dedo
hará su hecho, si ama.
La cual dice que os adora
más que el alma y corazón,
si le faltare ocasión,
decilde: “¡Mentís, traidora”,
que la que más se encarama,
no la creáis el “no puedo”,
que a la sombra de su dedo
hará su hecho, si ama.
Poco aprovecha el temor
y el rincón lóbrego escuro,
que al más torreado muro
suele saquear amor;
cuando amor urde la trama,
úrdela con tal enredo
que a la sombra de su dedo
hará su hecho, si ama.
(Cancionero llamado Danza de galanes, Barcelona, 1625.)
Cantar satírico del siglo xvi.
Proponemos para este texto una lectura que vendría a resolver el problema de a quién atribuir la “propiedad” de ese “dedo” que se cita en versos 3 y 11. Si, como parece sugerir la lectura del verso 18, la ambigüedad se resuelve en favor del amor (dedo del amor), el texto apuntaría al poder que el dedo del amor (esto es “el dedo de Cupido”, pero también “el dedo corazón”), lo que permitiría jugar con una significación en un doble plano (ideal y material).
La identificación del dedo del amor con el dedo corazón puede apoyarse en textos como los Coloquios de Palatino y Pinciano, de Arce de Otalora (ed. José Luis Ocasar Ariza, Turner, Madrid, 1995, pp. 659).