Alma, que a vn momento a uer tu diosa
en ardiente nube bas metida,
al punto que entres donde está dormida,
repara y mira su beldad graçiosa,
su graçia, gentileça y cada cosa
con la humildad a tanto bien deuida,
llega paso después, sin ser sentida,
y en su voca descansa dulce, hermosa.
De allí, si tienes ánimo y bentura
podrás, en el suaue y blando aliento
que sale y entra con gentil sosiego,
entrar a uer su alma yllustre y pura:
contalle as entre sueño tu tormento,
avnque puede vn gran sueño, alzar tal fuego.
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