AL HILAR DE UNA DAMA
Del copete de una rueca
sacaba hilos aprisa
los jazmines de dos dedos
al cristal de la saliva.
La hebra que entre alabastros
pasa corriendo suspira,
para llegar a besar
los que la fuerçan y tiran.
Al enredo tan usado,
melancólica suplica
por no quedar como cuerda
pendiente entre las clavijas.
El huso de enamorado
siempre risueño se anima,
por si acaso de la mano
subiese a las clavellinas.
Que derramando claveles,
si las perlas desperdicia,
es porque es alba y pretende
haçer de la noche día.
D’esta suerte pasa Anarda
sola y contenta la vida,
Penélope enamorada,
Aragnes entretenida.
Madrid Nacional 3736 p. 160.
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