Gocen las nueve que el Parnaso habitan
la Nueva España, cuyos versos bellos
sola mi fe pudiera merecellos,
que a los famosos del Petrarca imitan;
vuestros versos, señoras, resucitan
mi muerta poesía, por ponellos
no en el lugar que receláis en ellos,
sino en el alma, a quien pesares quitan;
pero pues vos queréis que mis agravios
para el lugar se dejen deseado,
adonde con los vuestros se cotejen,
yo, mis señoras, gusto que se dejen
y se dé lo pasado por pasado,
hasta que resucite en vuestros labios.
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