Hallose allá en la guerra de Granada
Toribio de Quintana, el desposado;
tornó ayer de mañana desgarrado,
sin capa, sin sombrero y sin espada.
Trae la pierna derecha quebrantada,
la izquierda rota, el cuero acribillado,
y de una cuchillada derribado
un hombro y la nariz casi cortada.
Fue en casa de su suegra y acostose.
Acostado, la esposa sospechaba
que estaba ya su cuerpo sin remedio.
Y como vio que el uno se le alzaba
tan sano y sin herida, sonriose
y dijo: «Bien está del mal el medio».
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