Cervantes, buen conocedor de poetas como Hurtado de Mendoza y Castillejo, juega en un pasaje de su Coloquio de los perros con una especie de enigmática profecía que sugiero que se lee a la luz de los versos de este texto.
Cito el pasaje:

Llegóse el fin de la Camacha, y, estando en la última hora de su vida, llamó a tu madre y le dijo como ella había convertido a sus hijos en perros por cierto enojo que con ella tuvo; pero que no tuviese pena, que ellos volverían a su ser cuando menos lo pensasen; mas que no podía ser primero que ellos por sus mismos ojos viesen lo siguiente:

Esto dijo la Camacha a tu madre al tiempo de su muerte, como ya te he dicho. Tomólo tu madre por escrito y de memoria, y yo lo fijé en la mía… (Cervantes, Coloquio de los perros).