Madama doña Embeleco,
más lamida que alcoscuz,
más probada que piñata,
más chupada que orozuz,
más batida que una estrada,
más navegada que el Sur,
más combatida que Rodas
más gananciosa que un flux.
Tan Circe de los novatos
que, con saber que eres pu-
Silánima pecadora,
te hacen todos rendibuy.
Garitera perdurable
del juego del dingandux,
tarasca de las meriendas
y del dinero avestruz.
Ya no hay Bras, ni hay pan perdido,
que a tu gran ingratitud
le he cantado ya el per omnia,
después de hacerle la cruz.
Sólo estoy arrepentido
de que te hice la buz
y de haberme zambullido
por lastre de tu laúd.
Adiós te queda, que parto
a ver a Calatayud,
por no ser de tu galera
el forzado de Dragud.
Para la referencia a Bras, hay que conocer el siguiente texto anónimo, recogido por Agustín Durán (Romances de varios y diversos autores, Madrid, Rivadeneira, 1851):
De los desdenes de Menga
Desdeñado se fué Bras;
Que nunca el alma con celos
Tiene ménos libertad.
La saeta de los celos
Atormentando le está;
Que el hombre supo querer
Si Menga supo celar.
Dos corazones enfermos
De una misma enfermedad,
Ambos se buscan la muerte,
Por no decir la verdad.
Quiso Blas hablar á Menga,
Menga no quiso escuchar;
Porque es propio de mujeres,
Al que quieren, desdeñar:
¡Vuelve á casa, pan perdido,
Pues rogándotelo están!
Que si son celos ó no,
A Dios la cuenta dará.
Por otro lado, el texto se construye sobre la base en refrán recogido en el Vocabulario de Correas: “Pan perdido, buélvete a kasa. O trokado: ‘Buélvete a kasa, pan perdido’. Ansí llaman a uno ke se va de kasa, i no konoze el bien ke en ella tiene”.
Por otro lado, y en relación al avestruz, como revela el autor de La pícara Justina, era popular creencia que el avestruz comía monedas: “el amor es indiano y aun avestruz, que come metal acuñado”.
La referencia a Dragud Arraez, corsario que castigó las costas valencianas en tiempos de Carlos V. La alusión a Draguz no es ni causual ni forzada por la rima, sino que temáticamente está en relación con la gran cantidad de términos de origen árabe (especialmente en la rima). Muchos de estos términos se repiten en un romance de Góngora que comienza “Quando pasé de las Indias / por la turquí latitud” (ed. Antonio Carreira, Romances, Barcelona, Quaderns Crema, 1998, p. 207). En ambos textos se manejan campos semánticos coincidentes: el juego, la prostitución, la enemistad religiosa, el afan por el dinero. ¿Es esto suficiente para atribuir a Góngora también el texto de nuestro repertorio? Creemos que sí.